Desde su creación en 2006, España ha expedido más de 28 millones de DNI electrónicos. Sin embargo, apenas el 5% de la población usa el DNIe debido a su complejidad. Por si fuera poco, muchas administraciones emplean sistemas de autenticación diferentes e incompatibles. ¡Vaya lío!
El DNI electrónico (DNIe) se puso en marcha en 2006 y consiste en un chip integrado en el Documento Nacional de Identidad que expide el Ministerio del Interior. En el momento de recoger el carnet de identidad se puede solicitar también su activación, lo cual ha permitido que ya existan más de 28 millones de DNIe en circulación. Esto sitúa a España en la vanguardia mundial de la identidad electrónica.
Sin embargo, a pesar de su amplia implantación, la realidad es que el uso del DNIe es muy bajo. Menos del 5% de los usuarios que lo tienen lo utilizan, según el informe eEspaña 2011 elaborado por la Fundación Orange. Y muchos ciudadanos que intentan usarlo desisten debido a las dificultades que comporta: falta de lectores, problemas de compatibilidad con los navegadores de Internet, saturación de las páginas de las administraciones y una interfaz de usuario poco amigable. También persisten algunas dudas sobre la seguridad "infalible" atribuida al DNIe.
Cada uno a lo suyo
Por si fuera poco, en lugar de fomentar el uso del DNIe, las Administraciones Públicas han desarrollado sus propios sistemas de autenticación alternativos. Por ejemplo, la Seguridad Social ha creado el Certificado Silcon, que no requiere un lector específico y es de uso obligatorio desde 2011 (por cierto, para distribuirlo en algunas delegaciones todavía entregabann al usuario un “prehistórico”... ¡disquete!).
La Agencia Tributaria también ha desarrollado una alternativa al DNIe basada en el Certificado CERES de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Aunque tampoco precisa un lector, su instalación es una pesadilla y sólo funciona con Internet Explorer y Firefox. Finalmente, el Servicio Público de Empleo Estatal (antiguo INEM) cuenta con su propio Registro Electrónico (sólo para Windows y también complicado). Por no hablar de las firmas y registros digitales que ha implantado cada Ayuntamiento, Comunidad Autónoma, universidad, red de bibliotecas, etc.
El resultado es que España lleva invertidos más de 300 millones de euros en un sistema de identidad digital que apenas se usa. Mientras tanto, las distintas administraciones han gastado otra considerable cantidad de dinero en crear certificados alternativos que sólo sirven para gestiones muy específicas. Y la mayoría de ciudadanos sigue acudiendo a las ventanillas para realizar sus trámites.
Cambios necesarios
¿No sería más lógico que el Ministerio del Interior admitiera el fracaso del DNIe y tomara las medidas oportunas para corregir los errores cometidos? Esto empezaría por "prohibir" al resto de Administraciones implantar certificados alternativos, volver a repartir lectores como en 2009 y 2010, simplificar la instalación y uso del sistema, ofrecer un mejor soporte a los ciudadanos, crear incentivos para usarlo, etc.
También sería deseable que se desarrollara un sistema para poder usar el DNIe en dispositivos móviles como smartphones o tabletas, algo que actualmente sólo ofrece una empresa privada y que requiere la compra de un lector adicional.
Tal vez de esta forma por fin se logre el ambicioso objetivo que España se fijó con el lanzamiento del DNI electrónico hace seis años: dotar a todos los ciudadanos de un instrumento que les permita acreditar su identidad y firmar digitalmente en sus trámites, compras y otras gestiones online, en lugar de tener que usar un certificado diferente para cada trámite. ¿Tan difícil es?
¿Utilizas el DNI Electrónico? Cuéntanos tu experiencia.
Por Roger Garcia
Redactor en Dataprix
Imagen:Inteco.es