A veces podemos ver en películas de batallas antiguas, como el general las observa desde una colina al lado de sus ayudantes.
Y lo primero que se nos puede pasar por la cabeza es que la razón principal es que desde la colina no existe el riesgo de ser muerto o herido.
La verdad es que la razón principal de ello no es evitar el riesgo, si no la única forma real de poder dirigir la contienda, ya que solo desde esta perspectiva podían ordenar los movimientos precisos para hacer posible la consecución del éxito.
Desde el campo de batalla se puede animar mejor a los soldados e infundirles valor, pero toda la atención se tiene que centrar en defenderse de las lanzas, espadas y demás ataques sin apenas ninguna visión estratégica de cual es la situación real ni la posibilidad de poder dar las ordenes precisas que puedan llevar a la victoria.
De la misma manera, en una empresa, la mayoría de dirigentes, y en empresas medianas y pequeñas más, acostumbran a moverse en el campo de batalla en su día a día.
Esto ocurre en la mayoría de los casos y no es un síntoma preocupante pero si que significa una seria dificultad en lo que podríamos definir como la ausencia de estrategia y táctica de la empresa de cara a su futuro.