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En un entorno omnicanal, el cliente elige la vía de acceso comercial a un negocio. Puede utilizar tantos canales de compra como quiera. E ir variando, en función de sus necesidades de un canal a otro. La empresa deberá disponer de todos los datos asociados a las transacciones, y, por supuesto al cliente. Conocer el histórico de la relación con los clientes, facilitará las ventas. Y, mejorará las ratios de fidelización.
Gestionar distintas fuentes de datos no es una tarea fácil para las pymes. Por mucho que sean conscientes de la importancia que tiene facilitar los procesos comerciales a un cliente cada vez más exigente. Las principales dificultades a las que se suelen enfrentar este tipo de organizaciones que miran de reojo la omnicanalidad son: atender correctamente los pedidos, optimizar el inventario, facilitar las órdenes de producción, garantizar la trazabilidad, asegurar la disponibilidad del stock adecuado, agilizar la logística -transporte, distribución, etc.-, definir los recursos, etc.
Por eso, el papel del ERP es clave. Porque facilita el tratamiento de todos los datos de forma coherente. Y mejora la toma de decisiones, independientemente del canal utilizado para la venta. Pablo Couso, director comercial de Datisa dice que “gestionar un negocio omnicanal no es mantener estructuras paralelas con recursos conjuntos. O tratar cada canal de venta como si fuera un “ente propio”. Y centralizar únicamente, algunos recursos compartidos. Esa concepción de la omnicanalidad conduce al fracaso, por la dificultad que supone, por ejemplo, mantener la trazabilidad. Y, por supuesto, compartir los datos”.
La solución, indudablemente, pasa por utilizar un ERP multicanal. Un sistema que permita centralizar y dar coherencia a los datos críticos del negocio. ¿Qué ganan las empresas que apoyan su gestión omnicanal en este tipo de soluciones? Básicamente un mayor control sobre los datos. Y, en consecuencia, una mejor disposición para la toma de decisiones inteligente.
La omnicanalidad en el entorno pyme genera un enorme torrente de datos. Y exige la ponderación de diferentes factores ya que lo que lo que sucede en un canal, repercute -directa o indirectamente- en los demás. Por eso, obtener una visión de conjunto hace que se puedan adaptar las decisiones y estrategias en función de las circunstancias -internas y externas- del propio negocio. De esta manera, será más sencillo decidir acertadamente sobre la gestión de pedidos, la relación con proveedores, la definición y organización de los procesos, la función comercial o las necesidades de financiación de cada uno de los canales que compongan la red de ventas del negocio.
En definitiva, el papel del ERP en una pyme omnicanal es crítico porque facilita no solo las decisiones estratégicas. También agiliza e imprime confianza en las decisiones más operativas del día a día. Facilitar la conexión entre las diferentes aplicaciones que pueden intervenir en el ámbito comercial también aporta una perspectiva integral. Y un funcionamiento más absolutamente orgánico, con independencia de las soluciones concretas que se utilicen en cada una de las áreas del negocio. Por lo tanto, un software ERP allana el camino a las pymes que apuestan por la omnicanalidad.