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Por Israel Serrano, responsable de Scality para el Sur de Europa.
En el cambiante ámbito de la tecnología, puede ser difícil describir algo como "duradero". La industria se mueve a un ritmo vertiginoso y la novedad suele ser premiada, pero lo cierto es que todos pagamos el precio de la obsolescencia prematura. Ya es hora de que nos comprometamos a construir tecnología que dure, a crear soluciones que, por su diseño, crezcan y conserven su valor y utilidad. Equilibrar la innovación con el poder de permanencia supone todo un reto.
Para muchas empresas tecnológicas, la percepción actual es que, para seguir siendo rentables, deben diseñar pensando en la obsolescencia programada. Por ejemplo, hay un famoso fabricante, que ha recibido numerosas críticas e incluso multas por el hecho de que sus smartphones duran menos de lo razonable. La situación no es diferente en el ámbito de la informática empresarial. En lugar de comprar nuevos smartphones cada año, los responsables de TI se ven presionados a comprar suscripciones para actualizaciones continuas o deben sustituir las nuevas tecnologías que salen al mercado cada pocos años. No es de extrañar que todo el mundo se plantee pasarse a la nube: todo parece más fácil de gestionar.
Pero la carrera hacia la nube no siempre es la respuesta. La seguridad de los datos y las preocupaciones de la soberanía en Europa se convertirán en una obligación cada vez más importante. Las soluciones de datos on-prem suelen ser a menudo más rentables, especialmente para los almacenes de datos a largo plazo y a gran escala. Las soluciones de nube híbrida seguirán creciendo en los próximos años a medida que las organizaciones se enfrenten a las ventajas y desventajas del largo plazo de la nube pública. Para competir eficazmente con la nube, simplificar y construir una tecnología de centro de datos on-prem que resista el paso del tiempo, debe convertirse en una prioridad tanto para los proveedores como para los usuarios finales.
Con la presión de la migración a la nube pública combinada con la regulación gubernamental, ya es hora de que los proveedores adopten un nuevo enfoque. Es hora de volver a lo primordial, de desarrollar soluciones construidas a largo plazo y de priorizar el diseño atemporal, creando una situación en la que tanto los proveedores como los clientes salgan ganando.
A la hora de diseñar un nuevo producto, es esencial no sólo tener en cuenta las necesidades actuales, sino anticiparse a los cambios en el negocio y en los modelos informáticos. Un diseño atemporal debe incluir posibilidades de ampliación y adaptación a medida que evoluciona el sector. Los productos diseñados de forma no portátil se limitan únicamente a escenarios de despliegue específicos, por ejemplo, on-prem frente a la nube.
Por supuesto, predecir los movimientos de la industria no es fácil. Mucha gente apostó por la desaparición de la cinta de almacenamiento y, sin embargo, todavía se encuentra en muchos centros de datos. Algunos se lanzaron a una nueva tendencia demasiado pronto y fracasaron. Y otros no reconocieron el valor de lo que habían creado. Por ejemplo, Xerox, que creó y luego ignoró el primer ordenador personal.
Entonces, ¿cómo se puede crear una tecnología duradera que marque una diferencia significativa en la vida de las personas y las empresas? En primer lugar, manténgase cerca de los analistas cuyo trabajo es analizar el mercado e identificar las principales tendencias. Y, en segundo lugar, mantener conversaciones profundas con los usuarios finales para comprender realmente sus objetivos y desafíos. En este caso, es esencial hablar de las necesidades cambiantes de los clientes y de sus proyectos futuros, y luego trabajar para crear un producto que resuelva tanto el corto como el largo plazo.
Muchas empresas de nueva creación y nuevas líneas de productos nacen así, pero, con demasiada frecuencia, los proveedores no discuten los planes futuros con los clientes. Abordan las necesidades inmediatas de hoy con un conjunto de "soluciones puntuales" y evitan decir a sus clientes que habrá que sustituirlas dentro de tres o cinco años. El negocio es el negocio, pero hay una manera mejor, y en la que todos salimos ganando.
En clave técnica: 3 aspectos clave de un diseño tecnológico sostenible y atemporal:
1. Definido por software
Contar con una tecnología definida por software, en la que la capa de inteligencia está en el software y no en el hardware. La industria tecnológica en su conjunto se ha alejado de los diseños basados en el hardware (los que tienen una vida útil incorporada) y ha optado por las soluciones definidas por software, que ofrecen a los clientes una enorme flexibilidad y libertad de elección. Como las soluciones definidas por software permiten a los clientes conservar el hardware hasta el final de su vida útil, también son muy rentables.
2. Capaz de crecer y absorber nuevas tecnologías con el tiempo
Además, un diseño atemporal debe permitir el crecimiento a lo largo del tiempo sin grandes interrupciones, de modo que la organización pueda funcionar con el hardware de ayer, de hoy y de mañana en un único sistema. De este modo, el sistema se despliega de forma natural y crece sin problemas, sin actualizaciones disruptivas que, en el mejor de los casos, consumen mucho tiempo y, en el peor, pueden causar interrupciones. Las soluciones cuidadosamente diseñadas permiten que el servicio (red, nube, base de datos, etc.) siga funcionando mientras se construye y mejora la infraestructura.
3. Estandarizado
E tercer elemento es la estandarización: el producto debe adherirse a lo que la gente conoce y utiliza. Debe adoptar las APIs estándar de la industria. Tomemos un ejemplo clave en el ámbito de las redes: TCP/IP es el formato de red abierto y el estándar que han adoptado todos los actores. Por muy impresionante que sea un nuevo conmutador de red, no tendrá mucho éxito si se basa en una forma completamente diferente de transferir datos.
Hasta que surja un estándar, un proveedor puede ofrecer flexibilidad a sus clientes y garantizar la longevidad de su producto ofreciendo compatibilidad con múltiples opciones.