A menudo, las relaciones empresariales se describen en términos de una dinámica polarizada en la que partes opuestas empujan en direcciones distintas de acuerdo con sus propias necesidades y deseos de hacerse con una porción más grande del premio.
La realidad de esta cuestión con frecuencia tiene que ver menos con la competencia y más con una cooperación simbiótica, hasta el punto de que la última palabra de moda en el circuito de las conferencias de redes de telecomunicaciones es “coopetición”. Tal vez las redes y las palabras de moda sean nuevas, pero los principios de unas buenas prácticas empresariales siguen siendo los mismos. Trabajar en colaboración permite la creación de un mercado más grande del que se benefician todos los participantes en una cadena de valor. Es poco probable que los proveedores de banda ancha, fija o móvil, se conviertan en empresarios multimedia. Son sin duda eslabones esenciales en la cadena de la provisión de contenidos, pero en una cadena no hay ningún eslabón que sea más importante que otro. A comienzos de este siglo, una comunidad de analistas y periodistas en su mayoría poco favorables consideraban que las comunicaciones de voz eran un “servicio mercancía”. Los operadores parecían estar embarcados en una búsqueda continua de la aplicación definitiva para un servicio de datos que rivalizara con el éxito que disfrutaba el SMS. En aquel momento se dio mucha importancia a las posibles innovaciones de servicio que permitirían las tecnologías de red 3G y determinados operadores móviles se reposicionaron como proveedores multimedia. La época del jardín amurallado, con operadores que protegían sus inversiones en licencias 3G y despliegue de infraestructuras, fue prolongada, costosa y, en definitiva, infructuosa. La llegada del iPhone de Apple marcó un hito en las comunicaciones móviles. Las tarifas planas y la aparición del smartphone han supuesto un desacoplamiento entre el tráfico de datos y la generación de ingresos hasta el punto de que la capacidad de las redes actuales se encuentra al límite. En 2015 habrá más de 7.100 millones de dispositivos móviles conectados, según el informe Cisco Visual Networking Index: Global Mobile Data Traffic Forecast Update, 2010–2015. Es casi uno por cada persona en el planeta. Se espera que en el año 2016, el tráfico de datos móvil haya aumentado entre 25 y 35 veces en relación con el volumen actual. Este crecimiento de los datos está impulsado en gran medida por el vídeo móvil, que ya representa hasta el 60 por ciento del tráfico en algunas redes 3G. De hecho, en una encuesta a usuarios de m.youtube.com, un 75 por ciento de los encuestados respondieron que su móvil supone su principal forma de acceso a YouTube y estadísticas recientes indican que más de 200 millones de vídeos de YouTube al día se reproducen desde dispositivos móviles: un aumento del 300 por ciento en comparación con enero de 2010. Para agravar el problema, mientras plataformas como YouTube ya plantean auténticos desafíos a las redes, estos palidecen en comparación con los servicios de reproducción extendida, como Netflix, Hulu y SkyTV; todo esto sin tener en cuenta el impacto del vídeo en HD sobre LTE. No hay ninguna solución única para gestionar el crecimiento previsto de los datos móviles. Al contrario, será necesaria una combinación de iniciativas por parte de los operadores móviles, desde la actualización de las redes 3G existentes hasta el despliegue de nuevas redes LTE. No obstante, mientras los operadores de red realizan estas inversiones, es esencial aprovechar los recursos de red existentes para garantizar la máxima capacidad de la red además de una buena rentabilidad de la inversión. La popularidad de los dispositivos inteligentes y el aumento de la banda ancha móvil siguen sometiendo a presión a las redes de todo el mundo. Para admitir la televisión móvil, los operadores deben asegurarse de que sus redes estén bien equipadas para responder a las demandas de datos móviles. Tomando las medidas necesarias para aliviar la congestión de unas redes saturadas, los operadores podrán garantizar mejor la calidad del servicio que se espera de este exigente mercado de consumo. La naturaleza bajo demanda de la televisión móvil recuerda más al vídeo que a la retransmisión televisiva convencional y los operadores que buscan la manera de capitalizar esta oportunidad deben asegurarse de ofrecer una experiencia de visualización óptima. Los informes Mobile Analytics Reports 2011 de Bytemobile indican que el vídeo móvil ya representa hasta el 60 por ciento del tráfico de red móvil, pero los abonados sufren cortes e interrupciones entre el cinco y el 40 por ciento del tiempo. Los usuarios que piensen migrar a servicios de televisión móvil no estarán dispuestos a pagar un precio adicional por un servicio de calidad desigual. Entonces, ¿cuáles son las opciones? La tecnología de optimización de vídeo puede reducir las interrupciones entre un 30 y un 50 por ciento; además, al medir la calidad de la experiencia en relación con las demandas de servicio variables, los operadores se aseguran de que los abonados reciban un servicio consistente y promueven la fidelidad. La difusión de la televisión móvil supone un aumento de los contenidos de calidad que se transmiten a través de la red y los operadores necesitan estar seguros de contar con políticas que permitan gestionar el acceso y el ancho de banda de forma que un solo abonado no pueda acaparar todo el ancho de banda disponible. Por ejemplo, ofrecer una mayor resolución para la televisión móvil a tan solo un 10 por ciento de los abonados puede tener un impacto adicional del 30-40 por ciento sobre la capacidad consumida y, por lo tanto, afectar a la experiencia de usuario del 90 por ciento de abonados restantes. Los operadores tienen dos opciones: añadir ancho de banda para aumentar la capacidad o bien optimizar el ancho de banda disponible. Añadir ancho de banda para aumentar la capacidad en un 40-50 por ciento supondría un aumento de los gastos de capital del operador de tres o cuatro mil millones de dólares. Como alternativa, el mismo operador podría invertir 2.000 millones de dólares para aumentar la capacidad en un 20 por ciento y optimizar la capacidad acumulada con un coste de algunas decenas de millones para obtener un aumento de la capacidad total del 60 por ciento (un 40 por ciento mediante tecnologías de optimización). A medida que el sector avanza hacia la tecnología LTE, se espera que el contenido de vídeo móvil aumente a medida que las velocidades de la red permiten acceder a mayor cantidad de contenidos. El mercado está preparado para la televisión móvil y los abonados buscan mejores servicios móviles pero, para aprovechar este mercado, los operadores deben proteger sus redes contra la saturación de datos para atraer a nuevos clientes y fomentar la fidelidad. Incluso con la migración de las redes 3G a 4G —o las actualizaciones de los enlaces troncales y las redes de acceso por radio (RAN) a redes 3G— la demanda sobre las capacidades de tráfico multimedia seguirá aumentando. Los abonados, aprovechando estos nuevos contenidos, aplicaciones y contenidos, consumirán todo el ancho de banda disponible y seguirán esperando la misma calidad de servicio que ofrecían sus planes de servicio originales, si no una calidad mayor. Un operador estadounidense procesa actualmente una media de 7 GB por abonado cada mes. Otro operador de los países escandinavos transfiere 17 GB por abonado y mes. Esta tendencia continuará a medida que las transmisiones de vídeo en directo y de vídeo bajo demanda se conviertan en algo común. Un informe de principios de este año de la agencia de investigación Nielsen indica que las personas que ven la televisión utilizando dispositivos móviles han aumentado en un 41 por ciento y el vídeo móvil se ha incrementado en más de un 100 por cien desde 2009. La televisión móvil permite a los abonados personalizar su experiencia de la televisión y ofrece una amplia variedad de contenidos sin las restricciones de la programación televisiva tradicional, así como la posibilidad de que los miembros de una familia sigan distintos programas. La extraordinaria flexibilidad de la televisión móvil convierte al terminal en el centro del consumo de contenidos, pero no convierte al proveedor de red en un empresario multimedia. Es algo similar a lo que sucede cuando las autoridades de tráfico afirman que no solo son responsables de los diversos vehículos que recorren sus carreteras, sino también del valor de estos desplazamientos. Estamos avanzando con rapidez hacia un futuro donde el terabyte se convertirá en parte del vocabulario cotidiano de las personas, y el yotabyte en una medición estándar de la capacidad de referencia de la red. Los proveedores de banda ancha, tanto fijos como inalámbricos, no serán empresarios multimedia, pero tampoco deben convertirse en canales tontos. Siguiendo con la metáfora de las autoridades de tráfico, los operadores de red desempeñan el mismo papel en la transmisión del tráfico a través de sus sistemas. Las carreteras, por sí solas, son canales tontos, pero al añadir sistemas de gestión del tráfico inteligentes, como semáforos medidores y carriles prioritarios, las autoridades de tráfico ofrecen valor añadido a los conductores para que su experiencia de circulación sea más placentera. Los operadores de telecomunicaciones están desplegando las mismas arquitecturas de gestión de tráfico inteligente para garantizar la mejor experiencia de usuario posible en sus redes al tiempo que capitalizan la demanda de datos. La sofisticación y la complejidad del sistema, por no mencionar la relación de facturación continua que los operadores mantienen con sus abonados, y toda la inteligencia relacionada que esto conlleva, permite a los operadores ascender en la cadena de valor. Son las puertas de acceso al consumo de contenidos, en lugar de empresarios multimedia, pero no pueden trabajar con éxito de manera aislada. Es lo que intentaron hacer con las redes 3G, pero no tuvieron éxito. Por este motivo, no pueden ofrecer un acceso completo y gratuito a sus redes al tiempo que siguen aumentando la capacidad, ya que la saturación de tráfico resultante generaría la clásica tragedia de una situación común en la que nadie sale beneficiado. Por suerte, los operadores ya reconocen este hecho y están implementando soluciones tecnológicas de proveedores como Bytemobile que permitirán a las generaciones futuras disfrutar de los beneficios de los contenidos multimedia móviles, de las redes 3G a las 4G y aun después. Como afirmó el director ejecutivo Vittorio Colao en el informe semestral Vodafone de 2011, “el crecimiento del tráfico de datos coincide con el crecimiento de los beneficios en torno a un 20%. Esto sucede porque estamos gestionando el tráfico de manera proactiva”. Chris Koopmans, director ejecutivo de Bytemobile