El pasado domingo, un artículo aparecido en The Washington Post califica a España como el Valle de la Muerte del espíritu emprendedor.
Dicho artículo hace referencia al 21% de desempleo de nuestro país y resalta que las pymes generan el 79% del empleo total. A continuación critica la falta de políticas que fomenten la creación de nuevas empresas, algo que según se puede leer en el títular “podría aprender de su antigua colonia” en clara referencia al estado de California, donde se asienta Silicon Valley.
¿Realidad o exageración?
El primer razonamiento para tan negativa opinión se basa en el dato aportado por el Banco Mundial que pone a España en el puesto 147, sobre un total de 183, de los países donde es más fácil emprender. Esta clasificación, en la que España está detrás de la República del Congo, indica que se necesitan 47 días para los trámites necesarios para crear una empresa, algo que ya hemos comentado que es falso.
Se refiere también el artículo a que los costes de Seguridad Social y de despido impiden que los empresarios contraten a más trabajadores y que es muy poco rentable introducir pagos en especie o retribuciones variables debido a su alto coste fiscal.
Ha habido varias reacciones al mismo y, como respuesta, ayer se publicó otro artículo que discute esas afirmaciones indicando que muchas de esas dificultades también existen en otros países que aparecen en puestos muy superiores en esa “clasificación”.
Lo que sí es cierto
Más allá de las dificultades del proceso de emprender y que la legislación agilice en mayor o menor medida ese proceso, lo que sí es cierto es que hay muchos obstáculos para que el número de emprendedores aumente en nuestro país.
Si la solución para que el desempleo deje de estar en niveles tan altos pasa por la creación de más de un millón de nuevas empresas, no podemos esperar que esto se haga realidad en las condiciones actuales. La falta de vocación empresarial, la mala imagen de los empresarios o la falta de formación sobre lo que supone gestionar un negocio son puntos básicos que nunca se han intentado cambiar en nuestro país y que contribuyen a que la máxima aspiración de los jóvenes no sea la de emprender, sino la de convertirse en funcionarios y tener un salario asegurado de por vida.
En muchos paises se ensalza la figura del emprendedor, su iniciativa, se admiran los casos de éxito y se comprenden los fracasos. Aquí es todo lo contrario, no se valora el riesgo y, por definición, el empresario es un defraudador y un explotador sin escrúpulos que en las buenas debe repartir los beneficios con sus trabajadores y en las malas tiene la obligación de arruinarse con su negocio.
Esa es la mayor diferencia entre emprender en España o en otros países. Por supuesto que todas las medidas de ayuda para facilitar el emprendimiento son buenas, pero lo principal es que la sociedad comprenda que el emprendedor, el pequeño y mediano empresario, es el elemento primordial en la creación de empleo y de riqueza.
Hacen falta emprendedores y hay que apoyar sus iniciativas porque no es real que España esté en el puesto 147 y que sea difícil montar empresas aquí, pero, probablemente, si analizamos el espíritu emprendedor de la mayor parte de la gente de nuestro país, estaremos muy abajo en esa otra clafisicación. Por supuesto que emprender es difícil y que hay que asumir riesgos, pero, al final, más difícil que emprender es encontrar gente que se atreva.
Mister Empresa es Master en Asesoría Fiscal y Contabilidad. Consultor empresarial y formador de emprendedores, pertenece a la red de mentores de empresas de la Xunta de Galicia y escribe enPymes y Autónomos y en Actibva .
Puedes seguirlo en Twitter en @misterempresa
Fuente: Blog SAGE
Imagen: .:GIO::IAB:.